Me preguntaron si acaso eras tú mi amigo,
no supe muy bien qué responder,
trajiste a esta vida de prejuicios
la estela de otro nuevo amanecer.
Sabes que eres de mi vida un pedacito
más que amigo, eres parte de mi ser.
En la distancia estabas tú mi amigo
nunca lo supe hasta que te encontré
pero de sobra podía contar contígo
eras mi estrella, la luz que yo anhelé.
La lejanía frena a veces los motivos
por los que quisiera volverte a ver,
a veces la malicia no concibo
cuando alguien me pregunta ¿y quién es él...?
La desconfianza mal amigo del destino
se esconde entre las sombras ya lo ves,
sabes que las dobleces no es lo mío
mejor siempre ir de frente, ¿no lo crees?
la sociedad implica ser muy comedido
y en nuestro mundo vivimos del revés.
Por todo lo que hiciste en mi retiro
cuando al borde de la vida me postré
quedando como un náufrago abatido
bajo la atenta mirada de un bedel.
Por todo el sufrimiento producido,
por no saberte a veces comprender,
por entregarte completo y desprendido
a esta humilde servidora del deber.
Por todo ello, hoy y siempre te bendigo,
eres mi estrella, mi poema, mi anaquel,
donde me apoyo y junto a tí dormito
soñando con ese nuevo amanecer.
Nuestros momentos son siempre decisivos,
son como perlas unidas a la vez
por ese hilo dorado que transita
uniendo almas gemelas por doquier.
No hay comentarios:
Publicar un comentario