Aunque mis ojos se nublen,
mis manos no sean diestras.
Aunque mi pelo sea gris
y mi piel ya no esté tersa.
Aunque mis pies no sean ligeros
si mi mente se atropella,
y la flacidez de mis senos
no hagan girar cabezas...
sentiré el deseo en mis carnes
y fervor en mis caderas.
El amor no se nutre
solamente de belleza,
de juventud y alegría,
de futuros y promesas.
El presente hay que gastarlo
cuando la vida te aprieta,
que ya no somos chiquillos,
los años claro que pesan.
Pero hay que intentar llegar
a la meta con firmeza,
sin pensar lo qué perdimos,
acomodando tristezas.
Que no existe mayor regalo
que disfrutar la tercera,
y si el amor te acompaña
hazte siempre esta promesa:
Me despediré de este mundo
lleno de felicidad,
que en otra vida seguro
nos volvemos a encontrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario